Capítulo segundo: El pez payaso
Considero que un animal, una especie o un individuo están
corrompidos cuando dejan de lado sus instintos, cuando escogen,
cuando prefieren lo que les es nocivo.
Friedrich Nietzsche
Stand by II
Agazapado
escondido en las sombras.
la luz me esquiva.
Las trompetas aguardan
ese momento que no llega.
Rito de iniciación
De repente ya no soy un niño.
Y no se lo debo,
como algunos podrían pensar,
a mis enemigos
o a la dureza de este mundo ennegrecido,
no…
se lo debo…
(me cuesta masticarlo)
se lo debo a unos que dicen que me quieren
y a la vez me roban todo lo mío.
No son las canas,
ni los años
ni el poco saber que he digerido.
Es simplemente una angosta perspectiva.
Una rancia manera de sentir
que no colma
que nunca lo hizo.
Me veo malherido
acabado
frío
odiando a los que quiero
y queriendo el olvido.
Sin pistas
Varias hojas de un árbol amarillento
caen y ruedan
y me rozan grácilmente.
No creáis que las miro
más de un segundo.
No puedo.
No debo.
Lo real
No pienses.
Es mejor moverse entre la bilis y el aire
y actuar creyendo que la verdad está de tu lado.
La VERDAD.
¿Sabes?
Esa nada que te alienta
y te empuja hacia tus metas justas
y que te hace vivir en la mentira.
Éste es tu mundo.
El de la razón eterna y flamígera…
el de los que no te entendemos…
¿Para qué vas a pensar?
No servirá de nada.
Los demás siempre nos equivocamos.
Súplica
No me la robéis…
Ésta no.
No me robéis la última maravilla
que permanece en pie
y me aguanta la mirada.
Si…
No.
Mejor sin título.
Se afila la mirada en su visita
y rugen los corazones
de unos animales viajeros en el tiempo
que recorren sus milenios en una décima.
Mientras la sangre llama a la guerra
y se emborronan mis versos
deja de importar quién gana
mientras nadie pierda.
No valgo
Me obligan a callarme
y la impotencia aguijonea mi estómago.
Palabras inventadas para todos
me buscan especialmente a mí
mientras sus pieles de terciopelo
intentan camuflar
la sabiduría
que surge del aplauso.
Siempre me recuerdan…
No vaaaales.
No eres buuuueno.
Y yo intento volar una y otra vez
pero siempre me rompo los mismos huesos
que se han soldado
para quebrarse nuevamente.
Mi cabeza se hunde en el fango.
La orilla ha desaparecido.
Las sirenas cantan…
No vaaaaales.
No eres buuuueno.
Miro a mi alrededor
levanto unos palmos.
Siento las leyes que las estrellas
han esculpido en mis versos.
Y yo…
volando boca arriba
intento simplemente respirar
mientras sus manos
me tatúan en el pecho
con sus afiladas ramas
unas palabras de esparto.
No vaaaales.
No eres buuuueno.
¿Y qué si vuelo mal?
Lo importante es que yo vuelo.
Marionetas
A las desalmadas marionetas
que buscan perdidas un presente
les quiero regalar mis venas.
Estoy harto de oír murmullos
cuando todo es negro
y de saber que sus bocas de palo
conspiran contra mi sueño.
A las desalmadas marionetas
les quiero regalar mi sangre
para que no languidezcan
en su columpio añejo
y no se vuelvan cada vez más amarillas.
Las desalmadas marionetas
habitan desnudas,
atadas a unas telarañas dóciles
que las controlan y manchan.
Enloquecen buscando…
buscando un motivo para agarrarme del cuello
y apretar hasta que no quede rabia.
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